Por: Fernando Gardella: IG: @sabermashistoria
La Batalla de la Vuelta de Obligado, librada el 20 de noviembre de 1845, se erige como un símbolo de resistencia frente a las potencias imperialistas, marcando un capítulo crucial en la historia argentina. Este enfrentamiento no solo fue una lucha militar, sino una defensa apasionada de la soberanía nacional. En este artículo, exploramos las circunstancias que llevaron a este enfrentamiento y su legado perdurable.
¿Por qué es feriado el 20 de noviembre en la Argentina? Por lo general, estos están marcados por fechas patrias (25 de mayo y 9 de julio) y por el recordatorio de grandes héroes o personas que marcaron la historia del país. En este caso es un hecho de suma importancia donde se defendió la soberanía de los territorios de la Confederación Argentina frente al poderío imperialistas de Gran Bretaña y Francia.
¿Por qué nacional? En verdad, por aquellos años, era una etapa de búsqueda de una identidad política y de forma de gobierno que una a todos los habitantes de las provincias autónomas. Cada una de ellas tenía su gobernador y leyes propias, pero Buenos Aires, a diferencia de las demás, tenía la facultad de representación en el exterior de todas ellas, al igual que la aduana, que también, era un factor de poder y superioridad de Buenos Aires frente a las demás provincias.
¿CÓMO SE LLEGA A DICHA BATALLA?
Antes de describir y analizar qué pasó en la Batalla de la Vuelta de Obligado tenemos que explicar quién fue Juan Manuel de Rosas y algunas características de su liderazgo, forma de gobierno y conflictos que debió enfrentar.
El 8 diciembre de 1829 Juan Manuel de Rosas, un poderoso estanciero, fue proclamado gobernador y capitán general de Buenos Aires. Gobernó hasta el 17 de diciembre de 1832, cuando fue reemplazado por el general Juan Ramón Balcarce, pero volvería al poder en marzo de 1835 y su gobierno se prolongaría hasta su derrocamiento en la batalla de Caseros, en febrero de 1852. El sistema de elección y tiempo de mandato era determinado por la legislatura provincial anualmente y se renovaba por el mismo tiempo hasta que la Asamblea decidiera lo contrario.
Durante el rosismo creció la actividad ganadera bonaerense, las exportaciones y algunas industrias del interior que fueron protegidas por la Ley de Aduanas. Pero Rosas se opuso sistemáticamente a la organización nacional y a la sanción de una Constitución, porque ello hubiera significado el reparto de las rentas aduaneras al resto del país y la pérdida de la hegemonía porteña. En lugar de ella firmó acuerdo con las provincias conocidos como “Pacto Federal”. A su vez, uno de los principales conflictos que tuvo que enfrentar Rosas, con las provincias del Litoral, quienes demandaban la libre navegación de los ríos interiores. Estos reclamos iban en contra de los intereses de Buenos Aires, ya que, perdería su exclusividad de puerto exportador y los beneficios de las rentas aduaneras.
FIGURAS DE LA POLÍTICA, DE LA CULTURA ARGENTINA REFLEXIONAN SOBRE ROSAS Y LA SOBERANÍA:
Juan Manuel de Rosas, como símbolo de resistencia frente a la intervención extranjera, fue elogiado por figuras tan destacadas como José de San Martín, quien le envió su sable como muestra de apoyo. Sin embargo, su figura sigue siendo polémica, con admiradores que ven en él un defensor de la soberanía y críticos que señalan su estilo autoritario.
Ernesto Sábato expresó su respeto hacia Rosas en 1974, señalando que, a pesar de la importancia de su papel en la defensa nacional, no cuenta con una avenida o calle en Buenos Aires. De igual forma, Juan Domingo Perón reivindicó el legado de Rosas, comparándolo con San Martín en su lucha por la independencia.
LA BATALLA DE LA VUELTA DE OBLIGADO
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
En los años previos a la batalla, Montevideo estaba sitiada por las tropas argentinas bajo el mando del General Oribe, mientras que la ciudad era defendida por una mezcla de emigrados argentinos y extranjeros. Rosas había impuesto un bloqueo naval en respuesta a la amenaza que representaban las potencias europeas para los intereses argentinos. Ante esta situación, Gran Bretaña y Francia enviaron una «comisión mediadora» con el objetivo de exigir el levantamiento del bloqueo y el retiro de las tropas argentinas. Rosas, sin embargo, mantuvo su postura firme, invocando su derecho como beligerante y defendiendo la soberanía argentina sobre los ríos interiores. En agosto de 1845, tras rechazar las demandas extranjeras y expulsar a los ministros británico y francés, se intensificaron las hostilidades.
DESARROLLO
La Batalla de la Vuelta de Obligado, que tuvo lugar el 20 de noviembre de 1845, es un evento crucial en la historia argentina, simbolizando la defensa de la soberanía nacional frente a las potencias imperialistas de Gran Bretaña y Francia. Este enfrentamiento se inscribe en un contexto de tensiones políticas y económicas en el que Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires, se opuso a las intervenciones extranjeras en los asuntos internos del país.
La batalla se desarrolló en un punto estratégico del río Paraná conocido como Vuelta de Obligado, un lugar crucial para el paso de las flotas enemigas. La escuadra anglo-francesa contaba con 11 buques y 99 cañones, mientras que las fuerzas argentinas, lideradas por el General Lucio Mansilla, disponían de recursos limitados. Era un lugar de paso forzoso para las escuadras enemigas que querían llegar al Paraguay. En ese lugar entraron en posición las baterías de artillería del General Lucio Mansilla, para aumentar la eficacia de los fuegos de posición se procuró la detención del avance de las naves enemigas cruzando tres gruesas cadenas ancladas sobre la posición y atadas en el otro extremo próximo a la orilla izquierda del río. A pesar de la disparidad numérica y tecnológica, Mansilla y sus hombres resistieron desde las diez de la mañana hasta las cinco de la tarde. Durante este tiempo, lograron infligir graves daños a la flota invasora, con aproximadamente 150 bajas enemigas y cuatro buques fuera de combate. Las fuerzas argentinas sufrieron alrededor de 650 bajas, incluyendo al propio General Mansilla. Aunque la resistencia fue heroica, el resultado final fue una victoria táctica para los invasores que continuaron su avance.
CONSECUENCIAS.
A pesar del resultado militar desfavorable para Argentina en términos inmediatos, la batalla tuvo importantes repercusiones políticas. La resistencia argentina demostró a las potencias europeas que no podrían imponer su voluntad sin enfrentar una feroz oposición. La política intervencionista británica resultó en un desastre comercial que llevó a Gran Bretaña a buscar un acuerdo pacífico con Rosas. En 1849, se firmó un tratado entre Gran Bretaña y Argentina que reconocía la soberanía argentina sobre los ríos interiores y devolvía barcos confiscados. Con Francia también se logró un tratado similar en 1850, marcando el fin de las hostilidades.
CONCLUSION:
Una definición interesante sobre soberanía, que nos permita comprender y reflexionar sobre la importancia de este día y siempre debemos tener en cuenta a la hora de defenderla, es la siguiente, donde según Rousseau, siguiendo este principio, en la Constitución Francesa de 1793 se establecía que “la soberanía reside en el pueblo” (…). De manera similar, se entiende como soberano a todo Estado facultado para tomar por sí mismo sus propias decisiones, sin estar supeditado a ningún otro por motivos de coloniaje o dependencia. Esto implica que nadie puede tomar por un Estado soberano decisiones respecto a sus aspectos internos.
En la actualidad, la Batalla de la Vuelta de Obligado es recordada no solo como un enfrentamiento militar sino como un símbolo de resistencia nacional. Representa el esfuerzo por mantener la independencia frente a potencias extranjeras y reafirmar la soberanía argentina durante una época tumultuosa. Este evento es conmemorado cada 20 de noviembre como parte del reconocimiento del valor y sacrificio en defensa del país.
Finalmente, podemos afirmar que nuestra soberanía la defendemos todos los días, cuando elegimos y exigimos a nuestros representantes (gobierno, legisladores y jueces) para que defiendan el bien común por sobre las ambiciones personales, también, cuando valoramos lo nuestro e impedimos que el poder político, económico, cultural, nos impongan sus ideales y tradiciones ajenas a nuestras raíces en beneficio de intereses extranjeros. Luchar por una sociedad más justa, donde todas las personas tengan acceso a un plato digno de comida, donde respetemos y cuidemos el medio ambiente en el que vivimos y lo hagamos sostenible, donde nuestra manera de organizarnos y progresar sea en beneficio de todos y no un privilegio de unos pocos, donde respetemos nuestro territorio y defendamos nuestros valores y costumbres, siendo capaces de integrar a todo aquellos que deseen habitar el suelo argentino.
Por Fernando Gardella;
Prof. En Historia, Egresado del ISPE,
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